Yo era entonces presa de las Matemáticas.
¡Tiempo oscuro! niño conmovido por el escalofrío poético
Se me entregaba vivo a las cifras, negros verdugos
Se me obligaba a la fuerza a engullir el álgebra
Se me retorcía desde las alas hasta el pico
En el horroroso potro de tortura de las x y las y
Desgraciadamente, me atiborraban bajo los huesos maxilares
Del teorema adornado con todos sus corolarios
Sin embargo, se puede ser poeta y matemático.
Víctor Hugo
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